miércoles, 27 de febrero de 2008
Al irme a la cama
Al despertar encontré un blog lleno de mensajes que llevar a mi cama; ahora que son las doce y media, en la vida en Nicaragua. En este lapsus semionírico hemos visitado un casino en Costa Rica con un cielo de nubes encendidas donde he bailado salsa; he visto árboles con grandes flores amarillas y bugambillas naranjas y rosa pálido, y quercus elegantisima en un bosque de nebliselva; me refrescó la sonrisa una cascada de la reserva del Brujo; he escuchado leyendas sobre la Cegua, la mocuana o la Carretanagua en la noche de la reserva natural Tisey-Estanzuela, contemplando la coordillera de volcanes en la frontera con Honduras; he asistido a un concierto compartido de dos jóvenes artistas; me regalaron una rosa azul; nadé y me dejé llevar en un neumático sobre las aguas del cañón de Somoto y comí delicioso queso de cabra Nica entre sus paredes abiertas; asistimos a un homenaje a un general sandinista en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua; compramos fruta en el mercado de Sébaco; compramos chucherías como cajeta o pan con mermelada de melón (típico). Y recuerdo aún mi último peldaño antes de hoy: la nebliselva desperezándose; el desayuno, la comida y la cena, juntos compartiendo la dieta nicaraguense (jugo o café, frutas, frijoles, arroz, verduras...); la compañía de Aldo y Carla; las gentes de la comunidad de Venecia, los niños, los músicos... Yute, su padre y el olor dulzón del café desvestido; las niñas y sus vestidos blancos y las madres en sus casas, en el camino... Los más pequeños intercambiando infancia con Elena y conmigo; la fogata compartida; Glenda y Gretel, y Jairo, y el niño que se acordaba de mi nombre, por querer una pulsera hecha por mí, y regalarme además su compañía; los campesinos que cantaban las estaciones de su sueño; los jóvenes galanes deslumbrados ante un futuro de ciudad en blanco, sin negro. ¿Cómo puedo explicar todo esto? ¿cómo puedo saber lo que siento, tan pronto? En siete días, y 9, contando el embarque en esta "chunche". De momento sé que estoy aquí, tumbada, suspendida en la hamaca del rancho. De momento sé que he viajado.
sábado, 9 de febrero de 2008
Dónde están mis maletas
La otra noche soñé, entre otras cosas, que había perdido mis maletas. Al despestar...
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